EPIFANIA DE UN DIRECTOR DE CENTRO EDUCATIVO DOMINICANO

Por: Dir. Carlos Manuel Francisco De la Cruz

Al pasar un concurso para ser director, seguimos siendo docentes, NO perdemos la condición. Pero cuando usted asume como director/a, asume un ROL distinto, una FUNCION diferente, una RESPONSABILIDAD SUPERIOR. Nada de esto quiere decir que no nos debe interesar el bienestar del maestro, ya que también es parte del ROL del director/a VELAR POR EL BIENESTAR DE SU PERSONAL, tanto docente como administrativo.

No resulta sencillo para muchos docentes asimilar ese gran HONOR, que es ASUMIR ese gran compromiso y responsabilidad, lo que también implica lograr metas distintas, realizar funciones distintas; ser gerente obliga a tener una mentalidad distinta (ni mejor ni peor, solo diferente), se requiere ver más allá, amar más allá lo que hacemos, servir con más esmero y dedicación, así como recibir mejores beneficios acordes con nuestra gran responsabilidad.

Cuando decidimos ser directores, seguimos siendo DOCENTES, -recalco-, no maestros, -aclaro-; si se lee el estatuto docente, el artículo 6, que clasifica los docentes en tres clasificaciones; Educadores + Técnicos Docentes + funcionarios Administrativos¬ Docentes (que somos los directores, continúa indicando ese mismo artículo que Cada clasificación está diferenciada por el conjunto de acciones y tareas que describen las funciones intrínsecas de los mismos.

Si observamos con atención, las funciones del EDUCADOR (maestro) en el artículo 66, y las funciones del director de centro educativo, que se encuentran establecidas en el artículo 74 del mismo estatuto, podremos ver con claridad, que muchos directores desconocen realmente las normativas, las funciones que le corresponden y el VALOR que tiene su posición, para la escuela, para la educación, para la sociedad, para sus estudiantes e incluso para sus mismos maestros y desde hace muy poco, a cada vez más ciudadanos de Republica Dominicana.

Como docentes, estamos en la obligación de estar pendientes a la lucha, a las reivindicaciones, pero como FUNCIONARIOS DOCENTE-ADMINISTRATIVO, también tenemos el compromiso de velar por el buen desempeño de nuestro personal, lograr un eficiente trabajo en equipo y un buen clima laboral, la correcta aplicación de los procesos de enseñanza aprendizaje y velar por la mejor calidad posible del aprendizaje de nuestros estudiantes.

Lamentablemente, ser director implica administrar recursos, muchas veces insuficientes y pocas veces abundantes, por lo que,  Según Henry Sisk y Mario Sverdlik “los directores debemos coordinar todos los recursos a través del proceso de planeación, dirección y control, a fin de lograr los objetivos establecidos, lo que, según afirma nuestra Constitución Dominicana en su artículo 63, es ofrecer a toda persona, una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones, pues es la escuela el laboratorio donde se pueden ejecutar las políticas y es el director de centro el supervisor inmediato de la ejecución de las mismas.

Indiscutiblemente, hasta el día de hoy las mismas autoridades, en ocasiones, con un trato indiferente, desinteresado y denigrante, por más de 7 décadas han llevado al director a creer que es UNO MÁS, dado que nunca, hasta hoy, ha recibido ni el trato, ni los beneficios que merece inherentes al cargo. Sin embargo, deontológicamente si un abogado se convierte en juez ¿No juzgará a un abogado porque él también lo es?; si un policía descubre corrupción en su unidad ¿no debe arrestar al otro porque él también es policía?; si un hijo se convierte en padre, no corregirá a su vástago porque él también es hijo?

Penosamente, muchos directores actúan desde el desconocimiento, otros muchos actúan desde el MIEDO, otros desde la indolencia propia, unos pocos, desde el interés personal o individual que podría obtener renegando la responsabilidad implícita de su propio cargo y otros, por simple costumbre de lo que han aprendido desde siempre.

Lo antes mencionado, no implica negar que al pasar de la categoría educador a la clasificación docente-administrativo sí se mantiene la esencia del maestro, la vocación de la enseñanza, la preocupación genuina por nuestros estudiantes y el interés por el proceso áulico.

Los cambios de paradigma no se dan de la noche a la mañana, por lo tanto, así como las grandes iniciativas sociales que hoy son ejemplos a seguir, un día fueron blanco de los más fieros ataques de los que se resistían al cambio por la razón que fuera. 

¡VIVA EL DIRECTOR/A DE CENTROS EDUCATIVOS!

¡VIVA EL DOCENTE DOMINICANO!

¡VIVA LA EDUCACIÓN DE CALIDAD, QUE ES LA QUE SALVARÁ NUESTRA NACIÓN EN EL FUTURO!

Carlos Manuel Francisco

1er. Vicepresidente ASONADEDI – RD

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